martes, 5 de febrero de 2013

Memoria

¿De qué me sirve la memoria
si lo único que puedo recordar es tu hermoso nombre?
¿De qué me sirve recordarlo
si cada que vez que mi traidora mente me lo repite,
no puedo dejar de pensar en ti?

En esas ocasiones me es inevitable sentir
lo que con todo gusto dejaría de hacer.
Es un nudo agotador que sube desde tu estomago,
alojándose en tu garganta
y sobre él una palabra.

Una palabra que ahora
ya nunca hallará su libertad,
mientras los ojos se enardecen en ardores varios,
sufriendo están su natural condena
saben bien que si ellos al menos hubiesen hablado
lo que los labios se obligaron a callar
todo sería distinto.

Saben que ya nunca te volverán a ver
que tú estás con otro
y que la única redención posible
sería el eterno olvido.

Un olvido que parece nunca llegar.
La Luna se esconde ante la majestuosidad del Sol
y el mismo Sol se vuelve a esconder,
pero los sentimientos permanecen para siempre.