Para un corazón olvidado

Si antaño el mundo entero,
pudo escuchar los tambores
tronar dentro de nosotros.

Si en primavera
no salía siquiera una flor,
sin que tuviera nuestros nombres grabados.

Si fuimos,
la ola que ruge sobre el mar.

Si entre la nubes volamos
sin siquiera necesitar mover los pies de la tierra.

Si
yo podía oír incluso tus pensamientos y tú los míos,
pues tan dentro el uno del otro estábamos,

dime mi amor, dime
¿qué fue lo que nos pasó?
¿quién fue el médico infernal
que nos curó la herida de una flecha
de la cual no queríamos ser sanados?

o dime,
¿en cuál de todos los suspiros
dejamos arrancar ese amor
que tantas veces nos prometíamos eterno?

¿por qué orificio de tu cuerpo
se ha escapado mi imagen?

¿Por dónde deje yo huir tu presencia,
que busco y busco dentro de mi corazón
y no logro encontrar sino las lágrimas

y tan solo las espinas
de las rosas que ayer estuvieron allí
adornando, embelleciendo
lo que antaño fuese nuestro amor?

dime,
dime,
¿cuál es la cura del dolor que se siente
por el desamor?
o ¿cuál es el elixir del olvido?

¿Cómo te podré yo olvidar
si en un momento fuimos uno?
¿cómo?

¿Cómo podemos dejar de lado
lo que algún día sentimos?

dime,
ahora cuando mire las nubes hacia arriba
y descubra que tan solo la tierra sobre mí,
pues sin ti,
sin ti mi amor
tan solo las garras del infierno me consumen
dime mi amor,
¿cómo podré entonces alcanzar las nubes?
¿cómo las podrás alcanzar tú?

dime,

¿qué pecado hay más grande
que atentar contra el amor?
quizás incluso,
el mismo Lucifer hubiera tenido perdón
de no haberse revelado contra el amor,

entonces, dime
dime
¿cómo fue que entre nosotros
dejo de haber esa llama?
¿cómo?
¿Cómo la dejamos escapar?

Pero hoy,
hoy las flores en primavera,
ya ni me doy cuenta si florecen,
entre las nubes,
entre las nubes ya ni creo que vuelva a estar.

Pero, sobre todo
los tambores que antes
anunciaban fiesta dentro de mi pecho,
ahora,
ahora solo anuncian una lúgubre danza,
un mortuorio final,
una desolada y eterna noche.